Existen dos maneras de ingresar a un mercado y venderle:
“La primera ser romántico y conquistarlo
y la segunda, ser bélicos y atacarlo”
Gricel Gamarra. (Con ligeras modificaciones mías)
Parodiando el título de este artículo, implorar/mendigara los prospectos que nos compren, no hace ningún sentido. Suena igual a pedirle a una persona que recién conocemos, “dime que me amas”.
En las ventas, como en el amor, hay que conocerse (Generar una relación significativa), conversar (intercambiar conceptos, ideas, argumentos, vivencias e historias), persuadir/convencer (escuchar, argumentar, entender), compartir (intercambiar valor: físico, mental, espiritual) y, fascinar (dejarse acontecer).
Si estamos en consonancia con lo dicho, si la química se hace presente, y además, si ambos espíritus se juntan, es el momento “anhelado” para solicitar que te digan:“dime que me amas”. (Es decir, pedir el pedido, cerrar). (Esto no garantiza que logres tu cometido, sin embargo, hay una esperanza inmensa de que así sea).
En un mercado feroz, de ofertas sin fin, de competidores que se prostituyen al mejor postor, es necesario, para conquistar a los clientes, sembrar para luego cosechar. (Enamorar y luego solicitar un “dime que me amas”)
Como en el amor, en las ventas es necesario sembrar a diario, sembrar con detalles, sembrar con “caricias”, sembrar con lisonjas, sembrar con admiración, sembrar con aceptación, sembrar…y sembrar…
“Pedir el pedido” de primerazo” es, por demás desobligante. Ejemplo: Visualice una pareja que asiste por primera vez a una cita, y de repente, uno de los dos dice: “¿me das un beso?”, “¿quieres ser mi novio (a)? ¿Te puedo “pedir el pedido”?
Con esta actitud solo obtendrás un: ¿Qué? No seas atrevido, no seas igualado, no seas intenso, ¿Usted no sabe quién soy yo? No se confunda.
Incluso, si quién te lo pide es buena persona, calificado, bien parecido o parecida, educado y de modales impecables y , además utiliza palabras bonitas para hacerlo.
Es por esta razón que cuando vendemos, es necesario, en primer lugar, generar una relación. Cada vendedor lo hace a su manera, no hay estándares para esto. Lo importante es que sea significativa para ambos.
Las relaciones significativas abren puertas. La puerta del comprador y la puerta del vendedor.
Una vez adentro, La energía fluye, la química se manifiesta, la comunicación se profundiza y, el acercamiento ocurre casi sin pensarlo y planearlo. (Es una ley natural).
Lograr una relación significativa depende en gran medida de:
1. Utilizar los talentos dominantes 2. Acoplar estos talentos a lo que hacemos 3. Dejarnos acontecer, dejarnos fluir, dejarnos ser auténticos.
Lograrlo exige entrenarnos, capacitarnos, educarnos y aplicar lo aprendido.
Recordemos que vender es un acto de amor, y como el amor, conlleva pasión, compromiso, admiración y un sentimiento que nutre el alma y el espíritu.